Durante el transcurso de las últimas semanas, se vieron incrementadas las quemas que habitualmente se realizan por estas fechas en el centro y norte de Sudamérica.
A esta situación, se le suman los importantes incendios sobre la cuenca del río Paraná en Argentina, el cual atraviesa una bajante histórica relacionado al déficit hídrico que afecta la región desde hace meses.
Más allá de la influencia antropogénica como causa principal en el inicio de estos incendios; las anomalías negativas de precipitación, disminución la humedad en el suelo, que denotan una mayor presencia de radiación (menor nubosidad), y el viento como secante y propulsor de nuevos focos, son factores naturales que incrementan la aparición de nuevos focos y un importante inconveniente para el control de estos incendios.
Si bien durante estos días pasados ya se aprecia sobre gran parte de Uruguay la presencia de pequeñas partículas (aerosoles) de humo originado de los incendios, los mismos tienen una pequeña concentración (según datos satelitales), generando una turbiedad en el cielo, similar a un velo grisáceo con puestas del sol más rojizas de lo habitual.
Esta situación será intermitente durante las próximas semanas, dependiendo de la dirección del viento, hasta no se extingan los incendios